Antonio Bravo es socio del Departamento de Dispute Resolution de Eversheds-Sutherland en España y atesora una dilatada experiencia en la tramitación de todo tipo de procedimientos judiciales y arbitrajes de carácter civil y mercantil. Su práctica se centra en litigios y arbitrajes con marcado carácter internacional, con especial dedicación a los sectores de Energía, Construcción e Infraestructura y Servicios Financieros.
Bravo ha contestado nuestras preguntas para CIAR Global, Revista de Arbitraje de la Comunidad Iberoamericana y, en relación con el Centro Iberoamericano de Arbitraje, estas han sido sus palabras:
«Para una red como Eversheds, con marcado carácter internacional, las sedes de arbitraje comercial como CIAR deben ofrecer seguridad y confianza, tanto en sus normas y reglamentos, como en sus árbitros y laudos.
el Reglamento debe ser claro pero flexible, que atienda a la autonomía de la voluntad de las partes y que no judicialice en el exceso la práctica arbitral.
Cortes arbitrales hay muchas, y cada una lleva a cabo sus labores de marketing destinadas a atraer la atención de grandes despachos y empresas, pero a día de hoy, todos los que estamos involucrados en esto sabemos perfectamente qué institución arbitral es más adecuada para un determinado tipo de conflicto y cliente.
En este sentido, cada vez es más importante que la Corte tenga marcado carácter internacional, y sepa adaptarse a las distintas culturas de sus clientes. En este sentido, el Reglamento debe ser claro pero flexible, que atienda a la autonomía de la voluntad de las partes y que no judicialice en el exceso la práctica arbitral.
Por supuesto, sobra decir que se debe garantizar eficazmente la igualdad de armas de las partes y evitar la indefensión de las mismas buscando mecanismos eficaces que garanticen esos principios
Por último, y aunque parezca una cuestión menor, la institución arbitral debe mostrarse cercana al profesional, de tal forma que el abogado de un cliente cuya disputa se esté ventilando ante dicha Corte, pueda perfectamente acudir a la Corte a resolver cualquier duda que el Reglamento o las normas procedimentales aplicables puedan provocarle. Cuanto mas a gusto se sienta el profesional trabajando con una Corte en concreto, mas posibilidades tendrá de que repita.»