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Luis Martí: UIBA siempre ha promovido un arbitraje adecuado a nuestra cultura jurídica

Luis Martí: La UIBA siempre ha promovido un arbitraje acorde a nuestra cultura jurídica

Conversamos con Luis Martí-Mingarro, presidente del Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAR), quien ha concluido su mandato como presidente de la Unión Iberoamericana de Colegios y Agrupaciones de Abogados (UIBA) tras 25 años ocupando el puesto y 17 años como secretario general.

Martí-Mingarro hace un inciso en la referencia que para él ha supuesto el liderazgo y la labor del primer presidente de la UIBA Antonio Pedrol Rius, quien desde 1976 desempeñó un importante papel en la lucha en favor del Estado de Derecho. Asimismo, y haciendo un guiño al rol que el arbitraje ha mantenido también a lo largo de su trayectoria como presidente, Martí-Mingarro centra su discurso en subrayar la seria preocupación de la institución por que en Iberoamérica se promovieran centros propios de arbitraje adecuados «a nuestra cultura jurídica y a nuestras necesidades» y, a modo de anécdota, explica cómo la entidad promovió una ley tipo de arbitraje en la década de los 80, que abrió el camino y dio lugar a la implantación en la región de normas más universales derivadas de la la Convención de Nueva York y de Uncitral.

«En esa línea, ahora con instituciones que han fructificado en el entorno internacional como la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de París o el Instituto de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Estocolmo, se es consciente de la necesidad de que en Iberoamérica se desarrollara el arbitraje contando con una institución líder y de referencia que contara con la acogida que tiene CIAR, fruto del pulso de organizaciones empresariales y colegios de abogados.»

En este momento de la conversación, Martí-Mingarro se retrotrae a los momentos más importantes de la creación del Centro: «Hace una década sobrevino el impulso de la Secretaría General Iberoamericana, Segib, de la mano de Enrique Iglesias, quien condujo la atención de las Cumbres de Jefes de Estado y Gobierno hacia su creación, Cumbres que hicieron suyo CIAR como objetivo de la Comunidad Iberoamericana.»

Martí-Mingarro explica como la UIBA «siempre ha impulsado en los foros internacionales el arbitraje internacional, la necesidad de que en los países iberoamericanos se conociera más. El arbitraje, venciendo poco a poco la resistencia del poder judicial, se ha abierto camino de manera convencida«.

25 años de presidencia de la UIBA

«Estos 25 años han supuesto una oportunidad de servir en el ámbito iberoamericano a una profesión que ha sido la esencia de mi vida. Luchando por el Estado de Derecho cuando no estaba proclamado, y cuando ya proclamado se incumplía e incumple con notoria frecuencia», analiza el ex presidente de UIBA recordando momentos de su mandato que le ha dado la posibilidad de participar, a través de la abogacía institucional de cada país, en la historia de los diferentes países de la Región para apoyar «las leyes de colegiación obligatoria, dirimir tensiones, participar en la solución de crisis o ayudar en la solución de conflictos«.

En el camino recorrido, Martí-Mingarro destaca el «espectacular apoyo de la Corona Española a la UIBA, con la significación constitucional que con Iberoamérica arrastra», y recuerda tareas tan duras como la de «defensa de la abogacía ante las persecuciones sufridas por las dictaduras militares».

«Soy un abogado convencido que representa el sentimiento de la abogacía»

Martí-Mingarro se despidió de la UIBA en la última Cumbre Iberoamericana de Abogados celebrada en Lima del 17 al 19 de mayo,   despedida que recuerda con emoción y durante la que recibió el libro homenaje «Luis Martí-Mingarro, abogado».

Entre los retos de la institución para los próximos años, el ex presidente explica que se debe:

  • marcar territorio para destacar la significación propia del área jurídica iberoamericana en la globalización
  • mantener una cierta identidad institucional para que los ciudadanos sientan el compromiso de los abogados en su defensa
  • reivindicar el Derecho de Defensa en todos los planos de la vida y a todos los niveles de la abogacía

Y acaba concluyendo que «el Estado de Derecho necesita de abogados cada vez más preparados, fuertes y convencidos.»

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